IKEA atrae a muchos clientes con sus muebles «baratos y con estilo» (listos para montar), pero repele a otros tantos con sus instrucciones y los extraños accesorios que las acompañan.
Su infame proceso de montaje es a la vez ridículo y frustrante incluso para los aficionados al bricolaje más empedernidos.
Una forma fácil de evitar esta frustración es recurrir a técnicos profesionales. Los expertos pueden montar cualquier cosa, desde juegos infantiles hasta pérgolas.
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